Las chocheras del nuevo año

Mirando al futuro (Nota 1)

Comienza un nuevo año y yo comienzo este nuevo proyecto personal (tan personal que dudo que alguien más que yo lo lea) en donde me sentaré cada que pueda a escribir barbaridades.

Seguramente esta noche (31 de diciembre de 2019) nos reuniremos con los que amamos, los que soportamos (porque no hay remedio) y los que no soportamos porque son intransigentes, extremistas, obstinados, tercos y se creen superiores a todos los demás. (Lo malo es que seguramente ese personaje insoportable soy yo)

Habrá mil razones por las que me odiarán unos y otros y a medida que uno llega a la tercera edad se da cuenta de que uno no es más que un conjunto de «micro» actitudes (como les dicen ahora) que están siempre listas a ofender a alguien.

Empezando por el lenguaje. Ahora no se puede decir «los niños» sino que hay que decir «los niños y las niñas» (ver nota 2), hay que decir «todos y todas», no se puede hablar de los «papás», porque eso estaría excluyendo a «las mamás» y siempre hay alguien superior a ti que piensa que porque habla o escribe en forma «políticamente» correcta ya está resolviendo el machismo en la sociedad.

Me odiarán, pero hasta la tumba seguiré hablando y escribiendo en el «defectuoso» español que al decir «el ascenso del hombre» se refiere a toda la humanidad, hombres, mujeres, niños, niñas, abuelas y abuelos testarudos. Siempre usaré «todos» porque es la palabra universal incluyente más hermosa que existe, en cambio al decir «todos y todas», me estoy expresando con una falsedad infinita de politiquero (o politiquera) que quiere ocultar con eufemismos su incompetencia y corrupción. Lo curioso es que no nos exigen que digamos, «los corruptos y las corruptas», «los y las delincuentes», «todos y todas las contaminadoras»…

Así que bienvenidos todos a éste, mi refugio personal, en donde encontrarán (los cuatro gatos que lo visiten) las soluciones para los problemas más importantes que enfrenta el hombre moderno. Podría decir: «Sean todos y todas bienvenidos y bienvenidas a este blog en donde hallarán respuesta a todos los males del hombre, la mujer y el niño y la niña modern@s»; pero inmediatamente las mujeres lectoras del texto se sentirían ofendidas en su inteligencia.

Por mi parte considero que si alguien se considera excluido de la palabra «todos», es porque merece ser excluido.

Un abrazo de año nuevo para ti, mi querido y único lector. Conservaremos este secreto juntos y me excuso de haberte hecho perder los últimos siete minutos y medio de tu vida leyendo estos párrafos inútiles.

Hasta la próxima. (¡O no! No te culpo si jamás regresas)


Nota 2. Hice un experimento. En un documento del Ministerio de Educación de Colombia, de 95 páginas, reemplacé «los niños y las niñas», «maestros y maestras», «rectores y rectoras», etc. por su término original (niños, maestros, rectores). Había 693 ocurrencias. El documento se redujo en dos hojas. De ese libro imprimieron 3000 ejemplares, así que se habrían ahorrado 6000 hojas, es decir 12 resmas de papel.

Resultado de imagen para resmas de papel
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Nota 3: Chocheras

Nota 1 – Sobre la foto

En redes sociales puse esta foto con esta leyenda.

Mi mayor deseo es que todos caminemos por la vida con una niña en los hombros, una que mire más adelante, una que nos perdone por todo lo que le hicimos a su país y a su planeta, pero que nos exija que tenemos que ayudarle a repararlos, en fin, una niña madura y responsable que no acepta mis extremismos y mi intransigencia y con su fresca inocencia me ayuda a cuestionarme como ser humano y como ciudadano. Soy muy afortunado.

Feliz 2020.

Hugo Guillermo Ramirez

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