
El próximo 6 de agosto, a las 8:15 de la mañana, hora de Japón, se marcará el aniversario 80 de Hiroshima y el 9 de agosto, a las 11:02 de la mañana, el de Nagasaki.
No hay forma de saber cuántas personas murieron en esos días, ni tampoco es posible saber cuántos en los días, meses y años posteriores debido a los efectos de ambos ataques.
Los estimados llegan a 200 mil y las personas que sobrevivieron tienen un nombre: hibakusha. Muchos de ellos que hoy todavía viven es porque eran niños en ese momento y sus vidas fueron muy difíciles. El premio Nobel del año pasado reconoció su tragedia. https://www.bbc.com/mundo/noticias-53675074
No soy experto. Y cuándo mi nieta me pregunte, no sabré contestarle. Creo que no existe ningún habitante de este planeta que pueda explicar o justificar lo que pasó.
Simultáneamente con el número de víctimas, existe un estimado de quiénes intervinieron en la fabricación de las bombas: unas 130 mil personas, muchas de ellas, las más brillantes mentes del mundo en ese tiempo. No puedo imaginar lo que significó para todos esos trabajadores, el comprobar que el pago que recibieron durante todos esos meses fue para crear un «producto» que fue tremendamente exitoso, que funcionó a la perfección, que marcó un antes y un después en la definición de la humanidad.
Y lo más triste es que hoy, ocho décadas después, el mundo está dispuesto a repetir la escalada nuclear.
El famoso reloj del juicio final (Doomsday Clock https://thebulletin.org/doomsday-clock/ ) se ajustó a 89 segundos para la medianoche a comienzos de 2025. Para los que no sabían de ese reloj simbólico (como yo), su oficio es determinar cuánto tiempo le queda a la humanidad para su extinción total. Este ha sido el valor más corto en toda su historia.
En 1947, inició con un plazo de 7 minutos para la medianoche, es decir que, en ese entonces, los humanos estaban así de cerca de aniquilarse mutuamente. Y estaban asustados.
Ni siquiera en los años más intensos de la guerra fría, el reloj se había ajustado tan alarmantemente cerca del fin como en este año. Ahora se ha sumado al suicidio nuclear, el calentamiento global, la vulnerabilidad biológica y el peligro de la intervención de la IA en las decisiones globales.
Por ejemplo, Gemini me ilustró el peligro de la inteligencia artificial en relación con el botón nuclear así:
Con este comentario: «Espero que esta imagen te ayude a visualizar la preocupación que existe». Y yo le contesté «¡Mil gracias!»
¿Qué hacemos en casa? ¿Y en el aula de clase?
Hay conversaciones difíciles que deben llevarse a cabo entre las generaciones.
Mi invitación es para que este 6 de agosto, todos los maestros, los padres y los abuelos resaltemos este tema en la tertulia familiar y escolar.
Hugo Guillermo Ramírez – Julio 2025
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